A pesar de tus pifiadas yo te pude disculpar.
Te suplico que vos sepas disculparme, porque juro que aprendí algo de la vida y es que no hay peor error que idealizar.
Hoy disfruto de saber que sos real y de todo lo real, sos mi elegido.
Me enseñaste entre otras cosas a no omitir la verdad y es por eso que te escribo.
Porque, aunque no sobren rosas, fomentaste austeridad y yo estoy agradecida.
Es por eso que he venido con mi abrazo hecho canción a decirte lo que nunca.
Que gracias a vos existo
y te debo lo que soy, porque me diste tu ayuda.