Ni aun pasando un panadero, ni se caigan 7 estrellas cósmicas y las esté mirando, ni pestaña en pulgar, ni trébol de 4 hojas. No hay moneda en la fuente que en todos estos meses haya revivido la voluntad inquebrantable, el optimismo inmortal, las ganas y ese alma luchadora -subida al caballo y armada- que nació y ardió un verano y se enfrío tanto que cuando llegó (¡por fin!) la primavera sólo trajo nostalgia de ese incendio que fue y pensé jamás podría volver a ser.