Time doesn't exist.
Clocks do.

miércoles, 15 de agosto de 2012

No me malinterpreten, soy jardinero de mis dilemas.

Ni aun pasando un panadero, ni se caigan 7 estrellas cósmicas y las esté mirando, ni pestaña en pulgar, ni trébol de 4 hojas. No hay moneda en la fuente que en todos estos meses haya revivido la voluntad inquebrantable, el optimismo inmortal, las ganas y ese alma luchadora -subida al caballo y armada- que nació y ardió un verano y se enfrío tanto que cuando llegó (¡por fin!) la primavera sólo trajo nostalgia de ese incendio que fue y pensé jamás podría volver a ser.
Y dudo, lo sea.



Nuestra impaciencia es la que embarra todo el 
terreno del juego que no dejamos de pisar. 
Lo único real del tiempo es que 
pasa como la vida misma. 
Pasa.