Todavía veo lejos el día en que deje de esperar que hablemos y aún sabiendo que esa química que tenemos jamás murió (ni moriría), no gastemos en gomadas. Yo no sería capas de separarme del hecho de que me ejercitaste la cabeza a mil y que solamente fue una confusión, una idea borrosa de quién una vez me hizo plantear si había encontrado al flaco de mi vida. No hay día en que no lo piense.